Los cócteles para San Valentín deben ser una experiencia sensorial: visualmente impactantes, equilibrados en sabor y fáciles de compartir.
Piensa en perfiles dulces, florales o indulgentes como frambuesas, chocolate, champán combinado con colores llamativos (rosado, rojo, dorado) y adornos divertidos (flores comestibles, cubos de hielo en forma de corazón).
Estos elementos no solo deleitan el paladar, sino que también añaden un atractivo visual que mejora el ambiente romántico. Por ejemplo, un Martini de Frambuesa combina el sabor ácido de las frambuesas frescas con la suavidad del vodka, creando un equilibrio encantador que es refrescante e indulgente.