Las raíces del tequila se remontan a los antiguos aztecas, que fueron los primeros en fermentar la savia de agave en pulque. El espíritu moderno surgió en el siglo XVI cuando los conquistadores españoles introdujeron la destilación en México.
La primera licencia oficial de tequila fue otorgada a José Antonio Cuervo en 1795 por el Rey Carlos IV de España, estableciendo a la familia Cuervo como pionera de la industria. El espíritu toma su nombre del pueblo de Tequila en Jalisco, México, donde el suelo volcánico y el clima crean condiciones ideales para el cultivo del agave azul.