Los orígenes del limoncello se encuentran en el sur de Italia, particularmente a lo largo de la Costa Amalfitana y alrededor de Sorrento, donde los únicos limones Femminello St. Teresa prosperan en el clima mediterráneo. El espíritu emergió a principios del siglo XX, aunque las familias locales lo habían estado elaborando durante generaciones.
La primera producción comercial comenzó en 1988 en la isla de Capri, cuando Massimo Canale registró la primera marca comercial.