La historia del Sake se remonta a más de 2,000 años, originándose en el Japón antiguo como una ofrenda sagrada a los dioses. Las primeras formas de Sake se producían mediante procesos de fermentación rudimentarios, evolucionando junto con los avances en el cultivo de arroz y las técnicas de fermentación.
Para el siglo VIII, el Sake se convirtió en el centro de las ceremonias religiosas Shinto y los rituales de la corte imperial, consolidando su papel en la tradición japonesa. A lo largo de los siglos, las técnicas de elaboración del Sake se refinaron, dando lugar a la sofisticada bebida conocida hoy.