Los orígenes de la Grappa se remontan a la Edad Media, surgiendo como una forma ingeniosa de utilizar los restos de la producción vinícola. Aunque su fecha exacta de creación permanece desconocida, la primera destilación documentada ocurrió en 1779 en Bassano del Grappa.
El espirituoso se elabora a partir del orujo (vinaccia), los restos sólidos de las uvas después de la vinificación. La producción tradicional comenzó en el norte de Italia, donde los destiladores ambulantes (grappaioli) se movían de viñedo en viñedo con alambiques portátiles.