La historia de este cóctel se entrelaza con la escena de bares de la era disco, donde los tragos directos y llenos de sabor dominaban el panorama. Se popularizó en una época en la que la frescura cítrica era muy apreciada, ocupando un lugar a medio camino entre las recetas más pesadas a base de Ron y las mezclas suaves con Vodka.
A inicios de los años 80, el Kamikaze ya contaba con una legión de seguidores que buscaban un trago vibrante y ligeramente dulce, convirtiéndose también en un clásico de los shots para celebraciones llenas de energía. Su aparición en la cultura pop, incluyendo el mencionado guiño en la cinta “Cocktail”, lo consolidó como un símbolo de la diversión sin complicaciones. Hoy, sigue siendo una elección nostálgica para quienes desean un golpe refrescante de dulzura y acidez sin vuelta de hoja.
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