El Boston Flip combina un licor intenso, habitualmente Brandy o Ron, con un Huevo entero, un poco de Azúcar y un ligero toque de especias. Al agitar la mezcla con fuerza, la clara y la yema del huevo se airean y crean una textura sedosa coronada por una delicada espuma. Esa consistencia suave se realza con el trasfondo del Brandy o el Ron, que aportan profundidad y un matiz cálido.
Algunos bartenders añaden un chorrito de Port en lugar de Ron para darle un acabado más redondo, mientras otros se apegan a recetas antiguas para capturar el sabor genuino de mediados del siglo XIX. Al servirlo en una copa enfriada, se presenta con un tono tostado suave y un aroma tentador a nuez moscada u otras especias aromáticas. El resultado es casi un postre líquido, aunque sin llegar a ser excesivamente dulce.
Se puede disfrutar junto al fuego o en un bar de estilo vintage, donde el Boston Flip logra un equilibrio entre la suavidad cremosa y un trasfondo de especias reconfortantes. Si bien no es el flip más famoso, ha perdurado como un tributo a la tradición coctelera estadounidense, ofreciendo a los paladares curiosos una conexión con épocas pasadas de innovación en la barra.
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