La cultura de los cócteles en Milán tiene sus orígenes a finales del siglo XIX, cuando Gaspare Campari inventó el famoso bitter rojo que aún lleva su nombre.
Bares como Camparino in Galleria, fundado en 1915, lideraron la mezcla de cócteles con elegancia, estableciendo el estándar del Aperitivo en todo el mundo. El Negroni Sbagliato, nacido en el Bar Basso, añadió un giro divertido a los cócteles tradicionales, consolidando la reputación de Milán como una ciudad que sabe beber y con calidad.